Para los que están solos…
“Se puede pasar la Navidad solo y tan feliz. Sin embargo, el sentimiento de soledad se recrudece estos días por una sola idea: ‘Debería estar celebrando la Navidad con los míos’. También se cruza el pensamiento: “Todo el mundo está celebrando la navidad menos yo’. Estas ideas son las que causan la tristeza, porque, en realidad, no deja de ser un día como otro. Entonces, lo mejor es convertir ese día en especial para uno mismo. ‘Si no estás con quien amas, ama con quien estás’. Pon la casa bonita, prepárate una comida riquísima, vístete de gala para ti. Celebra la vida. Pon tu atención en lo que tienes y no en lo que te falta. Pasa un buen rato contigo”.
Para los que están separados…
“Si la razón de la separación es la distancia y lo que entristece es el deseo imposible de estar juntos, se debería intentar reemplazar la presencia física por otro tipo de presencias (virtuales, regalos inesperados…) La distancia, en este sentido, puede ser un refuerzo para la relación. Si se está separado porque se acabó la relación, no hay que vivir del pasado y sus recuerdos, sino asentarse ente las nuevas posibilidades que trae un empezar de nuevo, como si de un nuevo nacimiento se tratara. Agradecer lo vivido, celebrar que la vida sigue. Si hay conflicto en la separación, mejor negociar una tregua estos días y permitirse que, con algo más de paz, puedan verse las cosas de otra manera”.
Para los que están juntos, pero no se aguantan…
“De todas las situaciones esta es la más indeseable y, por supuesto, la mejor solución es decidir no estar juntos. En el caso inevitable de tener que permanecer en el mismo espacio, hay que espabilarse en encontrar aquellos mínimos que humanamente hablando puedan permitir una relación respetuosa. No tocar temas de los que duelen, no provocarse, no exaltarse por tonterías… Si hay terceros mejor, sino buscar alguna actividad compartida, como ver una película, una serie o un paseo que no requiere estar hablando. Es aquello de cada uno a los suyo, solo que a la vez”.