7. Comer alimentos ricos en enzimas digestivas
“La bromelina de la piña, la papaína de la papaya y la actinidina del kiwi son enzimas naturales que facilitan la descomposición de las proteínas, lo que convierte a estas frutas en las aliadas ideales como postre para mejorar la digestión tras una comida pesada. ¡No hace falta comer dulce cada día de las vacaciones! Lo suyo es elegir los días para darnos un capricho.
8. Priorizar alimentos ricos en fibra soluble
“Incorporar fibras solubles a las comidas, como las que contienen la avena, manzana, zanahorias y legumbres o, simplemente, una cucharadita de linaza para regular el tránsito intestinal y equilibrar los niveles de azúcar en sangre. Es conveniente, sin embargo, controlar la fibra insoluble (cereales integrales, verduras fibrosas como el esparrago o el apio…), ya que pueden generar gases e hinchazón en personas sensibles o si se consumen en exceso.
9. Incluir alimentos fermentados
“Alimentos como el kéfir, el yogur natural, el chucrut o el kimchi ayudan a mantener un microbioma intestinal saludable, favoreciendo la digestión y reduciendo hinchazón”.
10. Practicar técnicas de gestión del estrés
“El estrés activa el sistema nervioso simpático que inhibe la digestión, ya que el cuerpo percibe las funciones digestivas como “no prioritarias”, y por ello, se reduce la secreción de enzimas digestivas, provocando malestar e hinchazón. Si vemos que, determinados días, nos hinchamos mucho tras las comidas, intentemos practicar respiraciones profundas justo antes de comer. De esta forma, activamos el nervio vago, que conecta el cerebro con los órganos digestivos (y estimula el sistema parasimpático), mejorando la secreción de jugos gástricos y enzimas que favorecerán la digestión, haciéndonos sentir más ligeros y calmados”.