“Comprendo que las grandes empresas de ‘fast food’, aperitivos, etc. han encontrado un filón en fenómenos mediáticos como Ibai Llanos para hacer llegar sus productos directamente a su ‘target’ y que la pasta que se debe de mover resultará bastante tentadora. También que Ibai, lógicamente, pensará que los que tenemos que preocuparnos de dar de comer sano a nuestros hijos somos los padres, pero… ¿Todo esto no es una gran mierda?”, reflexionaba en aquel texto.
Aquella tormenta, como casi todo lo que se cuece en las redes sociales, amainó con la misma rapidez que arreció en sus inicios. Hoy, casi dos años después de aquello, me congratula ver que Ibai, por fin, ha conseguido esa transformación física que, desde este mismo espacio, se le animaba a materializar a base, como él mismo asevera, “de fuerza de voluntad, buena alimentación y moverse. y yo no soy ningún profesional para daros consejos”.