Larga cabellera rizada, unos brazos tonificados que denotan sus horas de deporte y la piel muy luminosa. No hay duda de que Esther Segura se cuida. “Aplico ‘barros gold’, una coloración totalmente natural a base de plantas infusionadas. Son pigmentos que te cubren la cana conservando el brillo e identidad de tu pelo“, cuenta la fundadora de la firma Secretos del Agua, en su primer Salon Store. Mucho más que una peluquería, asegura.
Vestida de pulcro blanco, a juego con la inmensa sala, que parece un refugio de paz en medio del bullicio capitalino, se abraza a una clienta fija desde hace muchos años. “Nadie me toca el pelo, sólo Esther, que es una referente para mí”, dice de ella.
Tras cada espejo hay un procedimiento ideado por la emprendedora, según cómo se sienta la persona atendida ese día. “Aquí no vienes a teñirte o a cortarte la melena porque te hayamos generado una dependencia cada mes, sino a vivir una experiencia con libertad. Hacemos un acompañamiento activo, donde no podemos aplicarte milagros, sino conciencia hacia un mundo más bello y saludable”.
Su marca cosmética surgió de la inquietud de sentir que estaba traicionando a las alrededor de 2.000 señoras que pasaban por Mirache cada mes. “Veía el daño que hacen esos tintes químicos con amoniaco y peróxido de hidrógeno, que alteran la estructura natural del cabello. Estos agentes abren la cutícula, la capa externa protectora, para que los pigmentos penetren en la corteza, lo que puede debilitarlo, eliminar su humedad natural y hacerlo más propenso a la sequedad”. Así que decidió recorrer todos los laboratorios en busca de remedios más naturales.