¿De qué ingredientes estamos hablando? “En primer lugar, del roce diario, que acaba generando vínculos que pueden superar los límites profesionales. Está demostrado que pasar más de 200 horas junto a una persona aumenta la probabilidad de desarrollar atracción sexual o romántica, porque se genera muchísima oxitocina, especialmente en profesiones de alto estrés como médicos, policías o bomberos,”.
El alcohol, obviamente, también juega un papel clave. “Actúa como un desinhibidor y puede llevarnos a tomar decisiones impulsivas que, probablemente, no se tomarían en otras circunstancias”, asevera Ferreiro.
Estas fechas, ya se sabe, hace que las emociones afloren con más fuerza que nunca. “La presión emocional típica de estas fechas hace que muchas personas busquen una vía de escape”.
Tanta película de sobremesa y tanto bombardeo ‘azucarado’, hace que se incremente “la necesidad de conexión humana, aumentada por el espíritu festivo y el clima invernal”.
Y, todo esto, habría que añadir un detalle más, que es la falta de supervisión sentimental, porque la mayoría parece tener algo en común: prefiere asistir a la cena ‘de curro’ sin su pareja. “Quieren disfrutar de esa libertad durante una noche. La ausencia de la pareja elimina un nivel de supervisión que muchos consideran restrictivo en un entorno diseñado para el disfrute y la espontaneidad”, explica Ferreiro.